El segundo componente de mejores prácticas es la puesta al día de las normas antielusión. En todos los países desarrollados la figura elusiva se califica en sede administrativa (el SII) y no en tribunales, como ahora en Chile. Es más, en muchos de ellos el peso de la prueba recae sobre el contribuyente, lo que es más duro que lo que contenía la RT. Los ejemplos de simulaciones y planificación tributaria agresiva son copiosos y deben ser contenidos. De lo contrario estamos incentivando el lograr beneficios con burlas a la ley en lugar de que los agentes económicos se concentren en la productividad y la innovación.
Por último, está la necesaria separación de las modalidades de pago de tributos entre los ingresos del capital y del trabajo. Esto porque los primeros, y es correcto que así sea, pueden postergar el pago de los impuestos hasta su distribución, lo que no es el caso de los segundos. Dicha postergación es un elemento crucial de la inversión, pero obliga a un trato particular para no ser abusada por perceptores de altos salarios que simulan ser empresas para pagar menos impuestos. Así se estructuran los impuestos directos en todos los países desarrollados.
Hago votos porque se retome el diálogo en ambos ámbitos. Las trincheras desarrollan una visión sesgada del mundo, al confinar la percepción de la realidad al sentimiento de quienes se defienden juntos. Se entiende para ganar la guerra, no para construir un país común.